Existen múltiples momentos, tanto en el ámbito laboral como
en el personal, en los que sentimos que deberíamos tener una conversación con
alguien. Sin embargo, la vamos postergando o simplemente la evitamos porque nos
parece difícil afrontarla. Nos contamos que va a tener un resultado catastrófico
o pensamos que todavía no es el momento. En realidad, las consecuencias de no
mantenerla son mucho más negativas a corto y a largo plazo..